fbpx

Articulación EDUCACIÓN-PRODUCCIÓN para el Desarrollo Local

INTRODUCCIÓN
La pandemia de Covid-19 generó un gran impacto social que llevó al sector productivo a replantear su dinámica de trabajo para adaptarse a la coyuntura impuesta por las medidas de aislamiento primero, y de distanciamiento después. En ese contexto, la educación fue sin duda otro sector que requirió mayores esfuerzos para poder continuar operando y garantizar la continuidad pedagógica de los estudiantes.

El sistema educativo argentino necesitaba revisar su rumbo, y sin querer, el coronavirus obligó a repensar sus métodos, dando lugar a algunos cambios como la mediación tecnológica, que llegó para quedarse. Sin embargo, la inclusión de la tecnología es un cambio de forma (soporte tecnológico) y no de fondo (paradigma educativo).
La Pradera (ALSAMA)
La Costa Oeste (Columbia Británica)
Los Territorios del Norte
Las Provincias Atlánticas
•Centro de Canadá


Hoy, el impacto de la pandemia amenaza seriamente las condiciones de trabajo, las oportunidades de empleo actuales y futuras así como el acceso a la formación. La educación argentina debe dar un salto cualitativo, que permita dar respuesta a muchos de los desafíos pendientes. Se espera que los estudiantes sean pensadores, más eficaces, personas más autónomas, responsables, flexibles, resolutivas… En definitiva, competentes.

Sabemos que la educación técnica y profesional es el motor del desarrollo local, y que el modelo canadiense en un claro ejemplo de esto. El impresionante crecimiento de la industria manufacturera, la minería y el sector de los servicios han transformado la economía de Canadá de tipo rural en industrial y urbana.

Canadá exhibe un modelo económico altamente diversificado, con patrones de producción y orientación al mercado. Industrias como la forestal, minería, energía, agricultura y pesca, son las fuentes principales de empleo y riqueza y posicionan al país como un exportador neto de productos básicos.
En el plano global, se reconoce a Canadá como líder en tecnología, en áreas como las telecomunicaciones, la informática y la computación, la ingeniería, la industria aeroespacial, el transporte urbano, la industria del entretenimiento, los dispositivos médicos y softwares avanzados, la energía hidroeléctrica y nuclear, la biotecnología, el procesamiento de alimentos y bebidas, y en las industrias oceánica y del medio ambiente.

Para lograr este desarrollo, su modelo educativo es por competencias. Forma los perfiles profesionales requeridos en las áreas productivas.