
Canadá tiene un problema que muchos países envidiarían: le faltan trabajadores y sus empresas no saben cómo cubrir los puestos vacantes. El desempleo está en 5,6 por ciento, el nivel más bajo desde 1976. Y en el último año se han creado 219.000 puestos de trabajo, un 1,2 por ciento más que en 2017. Pero según la cámara de las pymes canadienses, en los últimos 4 meses, se han quedado sin poder cubrir 430.000 puestos. El país norteamericano no da abasto para cubrir la demanda de trabajadores en algunos sectores. Canadá tiene una tradición de inmigración ordenada y especializada: en sus embajadas pueden solicitarse las condiciones y profesiones y oficios que se exigen para calificar. La frontera con EEUU cubre a Canadá de masivas llegadas de inmigrantes poco calificados. El salario promedio en Canadá en 2017 fue de 51.000 dólares canadienses, equivalentes a 38.250 dólares estadounidenses.
Las vacantes en obras de construcción en la Columbia Británica (oeste) o en plantas de transformación de alimentos en New Brunswick (este) se han convertido en una constante. También las dificultades para encontrar choferes que se pongan al volante de los camiones de carga en Manitoba (centro), operarios para instalaciones eléctricas en Saskatchewan (centro) y jornaleros que se hagan cargo de los cultivos de Quebec: Canadá necesita más trabajadores para alimentar una economía que acumula ya ocho años seguidos de crecimiento y que debería cerrar el ejercicio en curso con un alza superior al 2 por ciento.
Los problemas para encontrar trabajadores que cubran las vacantes se han convertido en un verdadero problema, muy especialmente para las pymes. La semana pasada, un informe de la Federación de Negocios Independientes de Canadá (CFIB, en inglés) puso cifras a una escasez de fuerza laboral que no ha dejado de crecer. En los últimos cuatro meses, unos 430.000 empleos en pequeñas y medianas empresas no se han podido ocupar por falta de candidatos. En un año, las vacantes sin cubrir han aumentado del 2,9 por ciento al 3,3 por ciento, según los datos del CFIB, que reúne a más de 110.000 empresarios. «La tasa supera las marcas registradas antes de la crisis financiera de 2008», indica Simon Gaudreault, director de investigación nacional de la federación. El estudio confirma, además, los nombres de los sectores más afectados por la falta de mano de obra: servicios profesionales, construcción, agricultura e hidrocarburos.
«Necesitamos soldadores y mecánicos», cuenta Laurence Tardif, directora de recursos humanos de KTG, una empresa que fabrica instalaciones de acero para diversas industrias. La firma, con sede en Mont-Laurier (Quebec), no para de difundir sus vacantes en bolsas de trabajo y centros de enseñanza. También participó junto con decenas de compañías en una misión de reclutamiento en Francia organizada por el gobierno de Quebec en mayo pasado. Sin suerte.
